Hoy ha sido la vuelta al trabajo. Vuelta a la normalidad. Hoy todos compartíamos las experiencias veraniegas, los viajes,...; y cómo no, no faltó el siempre comentario inoportuno: "¿no nos traes ninguna novedad?" (al mismo tiempo me tocaba la barriguita). Y no saben muy bien el veranito que yo he llevado. Todos el primer día irradiaban felicidad, lucían la piel morena, comentarios, bromas,... y yo haciendo teatro, disimulando una felicidad a medias. Feliz porque, con los últimos acontecimientos tan negativos de los últimos días, te das cuenta de que tienes muchas razones para valorar lo que tienes y disfrutar de las personas que más queremos, pues ya se sabe que nunca sabemos lo que nos puede ocurrir, todos estamos en el blanco de la diana. Pero, a la vez, una parte de mí no podía evitar estar triste, porque, tras dos meses, volvía tal como me fui o peor. Me despedí con la esperanza de lograr nuestro sueño en estos meses y volver con buenas noticias. No ha podido ser. Empiezo un nuevo curso y todo sigue igual. Ojalá este sea el último curso sin noticias positivas. Ojalá en los próximos meses se produzca el notición.